El rastro de masacres que la Tribu de los Comehuesos había dejado a su paso era indescriptible. El salvajismo primitivo de los Ogros quedaba patente en cada ejército machacado que sembraba el campo de batalla tras cada combate.
Tal despligue de fuerza bruta y violencia no pasó desapercibido para el gran asesino. Los vapores de sangre caliente acompañaban a todos y cada uno de los miembros de esta partida de caza... y esta llamada merecía ser atendida.
Pocas veces un sacrificio no intencionado tenía la fuerza necesaria para rasgar el velo de la realidad y liberar los horrores del otro mundo... pero precisamente la magnitud del mismo y la inconsciencia demostrada se rebelaron como un irresitible atractivo
De la noche a la mañana toda la Tribu fue poseída por entes de otra dimensión. Mutaciones terribles, alaridos interminables y la cacofonía sobrenatural fue la recompensa y el don concedido...
¡¡SANGRE PARA EL DIOS DE LA SANGRE, CRÁNEOS PARA EL TRONO DE KHORNE!!
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